SEPTIEMBRE 2020
Este es un tema que le podemos dar dos orientaciones como lo es en tema financiero y fiscal. En ambas la tarjeta de crédito es un arma de doble filo, iré desmenuzando poco a poco el porqué de mi metáfora.
Desde el punto de vista financiero es una herramienta muy útil para poder realizar compras imprevistas o adquisición de activos cuando no contamos con el efectivo disponible al momento, sin embargo, es muy delicado el uso de una tarjeta de crédito. Existe una mala práctica en la cual se piensa que la tarjeta de crédito es una extensión de nuestro efectivo y no es así. Si nosotros tenemos en nuestra tarjeta de débito $10,000.00 y en la tarjeta de crédito disponible $20,000.00 no quiere decir que tenemos $30,000.00, ya que si fuese el caso que nosotros gastáramos lo que tenemos en la tarjeta de crédito no podríamos hacer frente al pago de la deuda ya que solo contamos con $10,000.00. ¿Qué consecuencia trae esto? Que se generen intereses moratorios por el saldo adeudado. Lo más grave de esto es que si nosotros dispusimos de cierta cantidad, lo que tendremos que pagar será mayor y al final será tedioso y pesado para el cuentahabiente.
¿Cómo sería un buen uso de una tarjeta de crédito? Comprando en meses sin intereses y sabiendo que contamos con efectivo suficiente durante el tiempo que dure la deuda para poder cubrir el pasivo, pagar antes del plazo de los meses sin intereses, utilizando la tarjeta y haciendo pagos antes del corte, teniendo la menor cantidad de tarjetas de crédito, adquiriendo una tarjeta de crédito que se adecúe a nuestras necesidades (comparar promociones, tasas, anualidades, etc.)
En el tema fiscal una tarjeta de crédito es un buen instrumento para realizar deducción a cuenta de terceros. La deducción a cuenta de terceros es cuando un tercero compra un bien o servicio y lo factura a nombre de la empresa. Ahora bien, ¿Cómo hacer deducible esa compra? Es necesario que la persona física o moral a la cual se le facturó el bien emita una transferencia o un cheque a la tarjeta que fue utilizada para la adquisición para que fiscalmente hablando se considere efectivamente pagada. En otras palabras, compran a nombre de la empresa con una cuenta personal y la empresa la paga a quien se la compro para poder deducirla. Es por eso por lo que en algunos casos cuando las empresas mandan de viaje a su personal les piden que facturen todo a nombre de la empresa y utilicen una tarjeta para que posteriormente se les hagan los pagos correspondientes por concepto de “viáticos”.
La desventaja de hacer uso de tarjetas de crédito es la llamada “discrepancia fiscal”. Nosotros no podemos gastar más de lo que ingresamos, más sencillo es: si nosotros ganamos $10,000.00 y compramos una televisión de $40,000.00 y pagamos la totalidad de la deuda en una sola exhibición, el SAT nos va a preguntar ¿de dónde estamos sacando el dinero para pagar? Y eso nos puede traer problemas con la autoridad, por eso hay que tener extremar precauciones con prestar las tarjetas de crédito, ya que a veces pensamos que nos va a dar un mejor historial crediticio, pero a su vez trae consigo repercusiones de carácter fiscal.
El peor de los escenarios es que no estemos dados de alta a ninguna actividad, no percibamos ingresos “declarados” ante el SAT y hagamos compras con nuestras tarjetas de crédito porque sigue siendo la misma disyuntiva ¿de dónde sacas el dinero para pagar?.